A finales de los años 70 del siglo pasado, la alemana Elisabeth Noelle-Neumann defendió su teoría de la espiral del silencio para explicar como la opinión predominante, la que más se escucha, sea cierta o no, acaba por ser socialmente aceptada. En resumen, no es fácil nadar a contracorriente cuando se trata de defender una opinión. Hoy en día, defender la biotecnología, debido a muchas razones e intereses, es nadar a contracorriente. Sin embargo, es un hecho que los cultivos transgénicos han proporcionado en los últimos 20 años, importantes beneficios a agricultores de todo el mundo. A continuación detallamos algunos:

• SOSTENIBILIDAD Y MEDIO AMBIENTE. El International Service for the Acquisition of Agri-Biotech (ISAAA), un organismo sin ánimo de lucro, lanzó una síntesis de los diez hechos más importantes de los cultivos biotecnológicos en 2013 donde se resaltó la contribución a la Seguridad Alimentaria, la Sostenibilidad y al Medio Ambiente ante la situación de Cambio Climático.

• BENEFICIOS ECONÓMICOS. Los consultores e investigadores ingleses, Graham Brookes & Peter Barfoot (PG Economics Ltd, UK) publicaron  un informe sobre el impacto socio-económico y ambiental a nivel mundial  de los cultivos transgénicos. Un balance entre el año 1996 y el 2012 demostró los beneficios económicos adicionales que proporcionaron los cultivos transgénicos para los agricultores, valorados en 116600 millones de dólares, y el avance que suponen en países en vías de desarrollo.
  

• SALUD Y SEGURIDAD. Ya en 2005, la OMS elaboró un “estudio basado en la evidencia”, como su subtítulo reza, indicando que los cultivos transgénicos que estaban disponibles eran inofensivos para la salud. Además, un año más tarde, la FAO, en su informe sobre el Estado de la Agricultura, llegó a la conclusión de que “no hay efectos tóxicos o nutricionalmente indeseables en alimentos derivados de cultivos transgénicos de cualquier parte del mundo”.

Por último, la Comisión Europea hizo público en 2010 un estudio que agrupaba  resultados de más de 130 proyectos en 500  instituciones y universidades independientes europeas. Este largo proceso terminó con una conclusión final: a día de hoy, no hay pruebas científicas que asocien los OMGs con riesgos más altos para el medio ambiente o la seguridad alimentaria que las plantas u organismos convencionales. Estos estudios demuestran que ha llegado el momento de recapacitar sobre los cultivos modificados genéticamente y responder con una voz más crítica a todos los argumentos contrarios a la biotecnología. Es momento de nadar a contracorriente.

Fuente: Hablando Claro