Hasta ahora sus etiquetado informa de las calorías (julios) que contienen. Pero su eficacia no parece ser mucha. Un estudio asegura que sería más útil que las etiquetas incluyeran una equivalencia de cuánto ejercicio es necesario para eliminar su poder calórico. Tal vez así prefieran beber agua.
El trabajo de la Escuela de Salud Pública Johns Hopkins Bloomberg se llevó a cabo en cuatro establecimientos de Baltimore, situados en barrios de bajo poder adquisitivo.
En cada tienda, los investigadores colocaron al azar tres carteles con la siguiente información calórica: cantidad total de calorías, porcentaje del total de la ingesta diaria recomendada y la actividad física equivalente para quemar sus calorías. Luego, recogieron datos de las compras de bebidas realizadas por adolescentes de 12 a 18 años.
El estudio, que publica la American Journal of Public Health, concluyó que los adolescentes pueden beber menos refrescos azucarados si se les da una información sencilla y fácil de entender sobre las calorías que contienen del tipo.
Ese modo más claro de explicar su contenido, aseguran los investigadores, era dar cuenta de cuánto tendrían que correr para eliminar las calorías del refresco. Es decir, en lugar de 450 calorías poner «50 minutos corriendo».
Fuente: 20Minutos.es
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