Los hallazgos sugieren que las personas que comen sopa de aleta de tiburón y toman pastillas de cartílago de tiburón podrían estar en riesgo significativo de enfermedades, advirtieron los investigadores de la Universidad de Miami (EE.UU.).
Los científicos evaluaron siete especies de tiburón (amarillo, punta negra, sombrero, toro o sarda, martillo, limón y nodriza) en las aguas del sur de Florida.
«Las concentraciones de BMAA en las muestras son causa de inquietud, no solo en la sopa de aleta de tiburón, sino también en los complementos dietéticos y otras formas ingeridas por los humanos», aseguró la coautora del estudio Deborah Mash, directora del Brain Endowment Bank de la Universidad de Miami.
En un estudio publicado en 2009, Mash y colegas hallaron que los pacientes que morían de enfermedad de Alzheimer y esclerosis lateral amiotrófica tenían niveles inusualmente altos de BMAA en el cerebro, de hasta 256 nanogramos por miligramo (ng/mg). En comparación, las personas saludables solo tenían cantidades minúsculas de BMAA en el cerebro, o no tenían.
El nuevo estudio halló niveles de BMAA de entre 144 y 1,836 ng/mg en las aletas de tiburón. Muchas especies de tiburón están en vías de extinción debido a la demanda de sopa de aleta de tiburón, señalaron los autores. Los tiburones desempeñan un importante papel en el mantenimiento del equilibrio en los océanos, pero la sopa de aleta de tiburón no solo es dañina para el ambiente marino, sino que nuestro estudio sugiere que es probable que resulte nociva para las personas que la consumen, aseguró el coautor del estudio Neil Hammerschlag, director del programa de conservación marina de la universidad.
Fuente: University of Miami