Repertorio moderno de protesta
1. Las mismas formas de acción pueden ser utilizadas y transferidas indistintamente de una circunstancia y localidad a otras para lograr objetivos de diversa naturaleza, como sucede, por ejemplo, con las manifestaciones y los mítines.
2. Utilización de métodos de acción frecuentemente autónomos, de un tipo casi nunca usado por las autoridades. Reducción radical de las formas convencionales de construcción de la protesta. Paso de la acción directa a acciones indirectas y acumulativas dirigidas a demostrar que varios grupos distintos apoyan o se oponen a un programa determinado.
3. Aparición frecuente de intereses particulares y de organizaciones, entes públicos, asociaciones o pseudoasociaciones designadas por un nombre, y especializadas en movilizar a la gente.
4. Reivindicaciones y demandas mejor articuladas, dirigidas directamente contra grupos rivales o la autoridad, especialmente contra la autoridad nacional y sus representantes, en vez de solicitar ayuda a los propios protectores.
5. Conforme los Estados se van consolidando y centralizando su poder, la política, las asociaciones y los intereses van influyendo a escala nacional o transnacional.
6. Organización deliberada en, asambleas para la articulación de reclamaciones y objetivos. Aumento de los requerimientos para la anticipación, la preparación, la coordinación, la publicidad y el horario.
7. Acción colectiva mejor planeada, más sostenida y de mayor alcance, gracias a la difusión de programas, eslogans y otras señas de identificación y de pertenencia al grupo, como banderas, colores, símbolos y pancartas. Incremento de alianzas o conexiones entre poblaciones dispersas a través de la palabra impresa, las asociaciones, los organizadores, los agentes y los empresarios políticos.
8. Preferencia por acciones en lugares públicos, visibles y de fácil acceso
9. En el nuevo repertorio se generalizan acciones que no exigen necesariamente el cumplimiento de medios violentos para su realización.
10. Incremento de las oportunidades para las autoridades y la Policía de pronosticar, infiltrar, negociar y canalizar las acciones de construcción de la protesta. Además, la respuesta de las autoridades cambió, legalizando algunas formas de protesta suficientemente ritualizadas (huelgas, reuniones, asociaciones, manifestaciones) y utilizando resortes especializados de control (ej: cuerpos especializados de policía).
Repertorio tradicional de protesta
1. La acción colectiva tradicional (ej. disturbios del pan, violencias anticlericales, motines contra levas, luddismo) estaba vinculada esencialmente al objetivo de su descontento.
2. La relación entre el grupo desafiante y el grupo desafiado (por lo general, un enemigo local) era directa, y las formas de la acción colectiva (como los motines de subsistencia, las apropiaciones de cosechas, las invasiones de tierras, la destrucción de fielatos de consumo...) estaban estrechamente vinculadas a los antiguos agravios y a la naturaleza del antagonismo personal con los eventuales enemigos.
3. La población empleaba frecuentemente medios clásicos de acción usados por la autoridad, expresados de forma caricaturesca o deliberada, y asumía las prerrogativas de la autoridad en nombre de la comunidad local.
4. El repertorio reivindicativo se vinculaba a comunidades o corporaciones, basadas en la pertenencia al mismo grupo, o en la facultad de representar a la comunidad y a los grupos corporativos antes que a intereses especiales o particulares.
5. La acción colectiva tradicional tendía a constituir una gama de formas de protesta realizadas en el marco de lo local, debido al limitado alcance de la vida social en general. La acción se ajustaba a circunstancias y a localidades particulares.
6. Los grupos de protesta tendían a hacer llamamientos a patronos poderosos para obtener justicia más allá del alcance de la comunidad local, en particular por actuar como representantes o intermediarios frente a las autoridades superiores y externas a la comunidad.
7. Se hacía un amplio uso de reuniones, asambleas y ceremonias públicas autorizadas para presentar las protestas y las peticiones.
8. Se producían concentraciones espontáneas frente a las residencias de los malhechores y en los escenarios de sus maldades como antítesis de las sedes y símbolos del poder público.
9. La acción mostraba rasgos folklóricos (presencia de rituales, símbolos, efigies...), adoptando de forma frecuente un abundante simbolismo irreverente bajo forma de efigies, burlas, pantomimas y objetos rituales que expresan las reclamaciones y las exigencias.
10. La mayor parte de las formas de acción del repertorio tradicional se basaba en la destrucción de bienes y personas, y la respuesta de las autoridades (defensores de un orden público militarizado) era también de carácter violento.