Al hacer crecer las verduras en habitaciones limpias los «tecnohorticultores» afirman tener el control exacto de los nutrientes que absorben los cultivos, mientras que los niveles y las longitudes de onda de la luz se pueden ajustar a los niveles óptimos para su crecimiento. En una habitación limpia no hay ni contaminación ni plagas ni químicos: esa lechuga se puede comer directamente sin necesidad de lavarla.
En la práctica Fujitsu desarrolla tecnologías destinadas a los agricultores convencionales y para gestionar la cadena de distribución, pero por el camino les han quedado unas lechugas magníficas según el redactor del artículo que se hizo un sándwich con ellas; y deben de serlo también porque Fujitsu vende unas 3500 de éstas lechugas cada día a un precio tres veces mayor que el de la lechuga convencional, generando unos ingresos de 4 millones de dólares al año, «lo que no es ni siquiera un entrante de ensalada en comparación con los ingresos ricos en grasas de 50000 millones de dólares al año de Fujitsu. Ni siquiera cubre el precio promedio de una habitación limpia.»
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