Las tipografías actuales son descendientes directas de las usadas por primera vez en una imprenta, y al fin y al cabo el proceso es el mismo: en vez de escribir a mano las letras usamos un sistema automatizado que coge las que ya están creadas y las presenta juntas en un documento. Por supuesto, el proceso ha cambiado mucho a lo largo de los siglos pero la idea es la misma.
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