La historia del USB asesino la cuentan en USB Killer, vía Hack A Day, y se resume en que alguien robó una unidad USB (un pendrive) y lo conectó a su ordenador para ver qué contenía. Al rato el ordenador estaba totalmente frito.
A raíz de esa historia el autor de USB Killer decidió comprobar si un dispositivo de ese tipo era posible, si se podía «freír» un ordenador conectando un dispositivo malicioso en un puerto USB.
Según cuenta el prototipo que ha desarrollado básicamente utiliza la corriente del puerto para cargar unos condensadores que, una vez cargados, envían de vuelta la carga, contra el puerto USB del ordenador. El ciclo se repite mientras haya corriente en el puerto, hasta que los filtros del puerto USB son incapaces de absorber la corriente y ésta entra hasta la cocina.
“Hasta la cocina” bien puede ser hasta la CPU del ordenador, en tanto —según Hack A Day—, muchos portátiles modernos integran la interfaz USB directamente en la CPU, contribuyendo a que el artilugio resulte «muy efectivo».
Fuente: microsiervos
Mucho más rápido, efectivo y al alcance de todos es echar un vaso de cola a cualquier dispositivo electrónico, no hay salvación.