En 1900, se descubrió un artefacto cerca de la Isla de Anticitera, en Grecia. Este artefacto fue encontrado entre dinero, estatuas y vasijas, por lo que no se le dio importancia por algún tiempo. Varios años después, el arqueólogo Valerios Stais, notó que se trataba de una especie de conjunto de engranes y comenzó a estudiarlo.
No fue sino hasta 50 años después que se llevaron a cabo estudios metódicos del objeto, mediante Derek de Solla Price. A él y a su colega, un físico, les tomó 25 años descubrir los secretos que ocultaba.
Necesitaron de rayos X para estudiar el interior del mecanismo y lo que encontraron fue una computadora antigua.
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