La ciencia trabaja desde hace más de un siglo en la creación de un posible manto de la invisibilidad que podría, mediante el uso de las propiedades refractoras de un material, desviar las ondas de luz de un objeto y convertirlo en invisible en el espacio es algo en lo que.
El nuevo mecanismo creado por el equipo liderado por Martin MacCall, cuyas conclusiones se publican en el Journal of Optics, da un paso más al poner en práctica esta técnica en una cuarta dimensión, el tiempo, abriendo la posibilidad de esconder u ocultar eventos enteros.
El trabajo del equipo de MacCall sugiere que un objeto podría moverse de una región del espacio a otra sin que ninguno de los potenciales espectadores lo detectara.
Para conseguir este efecto, los investigadores manipularon las propiedades de la luz y crearon un manto de “vacío temporal” en el que los eventos no serían percibidos por el espectador.
“Hemos mostrado que es posible ocultar el paso del tiempo. De forma que no sólo pueden oscurecerse eventos específicos sino que sería posible para mí estar viendo a una persona que de repente desaparece y reaparece en un lugar distinto”, señala a MacCall.
“Normalmente tienes una fuente de luz detrás de un objeto que te permite ver su historia. Imagina que la historia es como una película y a esa película se le quita una escena, eso es lo que hemos conseguido”, explica el italiano Alberto Favaro, de Imperial College, también coautor del estudio.
¿Cómo ha sido posible este “truco de magia”?
“Nuestro manto de invisibilidad de eventos en el espacio y en el tiempo funciona al dividir la fuente de luz en fotones. Se determina un punto en el que se decide que los fotones que se encuentran delante se aceleren y los que están en la parte de atrás se retrasen. De esta forma, en el centro se crea un área en la que no hay fotones. El evento que no recibe iluminación se esconde en este vacío. Mientras el espectador percibe sólo un flujo continuo de eventos”, ilustra Favaro.
“Al contrario de lo que ocurre con otros mantos, este sistema no trata de desviar la luz de un objeto, sino que estrecha los rayos de luz en el tiempo, abriendo como una cortina de teatro y creando un pasillo temporal en el que la energía, la información y la materia puede ser manipulada o transportada sin ser detectada”, continúa el investigador.
Además, Favaro señala que mientras los mantos de invisibilidad hacen que el objeto desaparezca de forma definitiva (“nunca se ve”), el mecanismo inventado por ellos hace que el evento desaparezca en un determinado momento, en una escena que se ha cortado, pero puede volver (o no) a aparecer después.
Las aplicaciones del invento permitirían en un principio sentar las bases para la creación de un manto que permitiera la invisibilidad en el tiempo.
Pero mucho antes de que esto ocurra y la ciencia gane la partida a la ficción, podría tener un gran impacto en la comunicación con fibras ópticas y en el desarrollo de los ‘ordenadores cuánticos’, que se basan en la manipulación de la luz para la transmisión segura de una enorme cantidad de datos.
Es una transmisión de datos en un canal por vía de luz en una fibra óptica. Por un lado, tienes un canal que envía información continua, como la circulación continua coches de una carretera. “Por otro lado, tienes la persona que intenta cruzar la carretera, que sería información ocasional y prioritaria”, ejemplifica Favaro.
“Lo ideal es procesar la información prioritaria siempre, pero no sabes cuándo se va a producir, porque es ocasional. Nuestro invento permitiría utilizar el manto para que la persona pudiera cruzar la carretera y la información fuera procesada rápidamente. Después de esto se podría cerrar el vacío del medio de forma que la etapa de procesar información prioritaria no se vea y todo siga como si no hubiera interrupción”, asegura el investigador.
Al contrario del resto de las aplicaciones, el impacto del nuevo hallazgo en ordenadores cuánticos podría aplicarse, según Favaro, en tan sólo un par de años.
Fuente: L3TRC
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Enlaces de interés:
– Nuevo material que supone avance en la computación cuántica
– La nevera más pequeña del mundo
– Científicos de Frontera. Ignacio Cirac
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