Hoy quiero, una vez más, hacer un pequeño aálisis del mercado de los videojuegos desde el punto de vista más técnico y marketiniano. Una visiÃó analítica sobre como operan las compañías de videojuegos para provocar en nosotros el sentimiento y la necesidad de querer adquirir una nueva consola .
Este proceso, uno de los engranajes básico sobre los que se sustenta la industria de la electrónica y, por qué no decirlo, todo el sistema consumista-capitalista occidental, se conoce con el nombre de obsolescencia planificada, y es el proceso por el cual un producto se diseña con el objetivo de que se quede obsoleto en el menor tiempo posible y el consumidor desee comprar otro, aunque nunca un tiempo tan corto como para que el engaño sea evidente. Al menos, no evidente para la mayoría.
Permitidme que os adentre en la explicación del sistema de la forma más sencilla posible, y descubramos como funciona el mercado.
Lo primero que quiero hacer es remontarme a cinco años en el pasado ¿Recordais la consola que teníais en aquel entonces? (si es que tenías alguna). Seguro que para vosotros era perfectamente válida, pero poco a poco empezasteis a daros cuenta de que las cosas estaban cambiando. Cada vez salían menos juegos para la misma, o de menor calidad, y la prensa del sector empezaba a hablar de sus sustitutas.
Esto es la obsolescencia planificada, un peíodo que, al menos en el sector de las consolas, todavía es razonablemente largo, de unos cuatro o cinco años por plataforma. Si lo comparamos con el mercado de los móviles, por ejemplo, la verdad es que resulta bastante aceptable.
Seguro que todos tenéis algún conocido que cambia de móvil cada año. Siempre hay alguno. Y no es porque su viejo móvil haya dejado de funcionar, o no sea válido para las tareas que desempeñaba. En este caso, lo que hace que este amigo necesite cambiarlo es un segundo proceso, conocido como obsolescencia percibida.
Pongámoslo así: por una parte tenemos la obsolescencia planificada, que puede estar provocada por adelantos tecnológicos incompatibles (como, tomando como ejemplo la informática, un nuevo tipo de memoria cuyos slots de conexión son incompatibles con las placas antiguas) o por materiales de baja calidad que se estropean rápidamente (¿cuantas veces habéis oído decir a vuestros padres/abuelos que antes las cosas duraban más? pues es absolutamente cierto, no se trata de una pataleta).
En cuanto a la obsolescencia percibida, esta se produce no porque el antiguo modelo haya dejado de desempeñar su función, sino porque la maquinaria publicitaria se pone en marcha para crear en el consumidor la necesidad de poseer el último modelo, aunque sus nuevas características sea en la mayoría de las ocasiones superfluas. Nuestra vieja máquina, simplemente, se ha quedado obsoleta.
El ejemplo más claro y reciente de obsolescencia percibida lo tenemos en el lanzamiento de la consola Nintendo DS Lite. Se trataba de un nuevo modelo que, en cuanto a capacidades técnicas, era igual que su predecesor (podía utilizar los mismos juegos), pero contaba con una pantalla mucho más luminosa, un tamaño menor y, como punto clave, un diseño claramente superior.
Esto provocó no solo que los ya poseedores sintieran la necesidad de comprarse el nuevo modelo, sino la entrada de muchos más consumidores en el mercado (como fue mi caso, ya que yo tampoco soy inmune a las tácticas del mercado).
En resumen ¿A donde quiero llevaros con esta parrafada? Pues, una vez más, al igual que cuando escribó sobre el fenómeno de la oferta irrepetible aplicado a Xbox 360, se trata de despertar vuestra capacidad como consumidores para detectar estos movimientos.
El último de ellos lo hemos visto hace relativamente poco, con el anuncio de nuevos modelos de Xbox 360 y PlayStation 3 con mayor capacidad de disco duro. El aumento de capacidad resulta ridículo en términos de costes añadidos, y cualquiera que esté al tanto de los precios del almacenamiento sabía que, hoy en día, la diferencia de precio entre un disco duro de 60 o 120 Gb apenas supone una decena de euros, siendo incluso en ocasiones más caro el disco de menor capacidad porque se producen muchas menos unidades del mismo y, por tanto, el ahorro derivado de la economía de escala es menor.
Así pues, este movimiento no es más que la muestra de una nueva tendencia que cada vez cobra más fuerza en el mercado de las consolas. Si hace unos años una actualización de la máquina era algo relativamente poco frecuente, ahora podemos ver como casi cada año las principales empresas sacan nuevos modelos de sus máquinas con algún pequeño añadido (salida HDMI, más disco duro, un nuevo color…)
El objetivo no es otro que impulsar las ventas. Atraer a más y más consumidores hacia su plataforma con la promesa de la novedad. Por suerte, y dado que tener un buen parque de consolas es fundamental para las compañías, esto no significa que con cada nuevo modelo los juegos dejen de ser compatibles con el anterior, y las consolas todavía disfrutan de un largo ciclo de vida destinado a rentabilizar al máximo los costes de investigación y desarrollo acarreados al lanzamiento de una nueva plataforma.
Pero es inevitable, siempre queremos tener la mejor plataforma, la más nueva. Creo que no hay mejor paradoja de esto que la que en su momento hicieron ˜Los Simpson» en el cuarto episodio de la doceava temporada, ˜Lisa la Ecologista», y que se puede resumir en estas cuatro imágenes:
Como conclusión final, y en resumen: disfrutad de vuestras máquinas y no os dejéis llevar por los vientos del consumo, aunque en ocasiones sea imposible resistir la tentación de hacerse con lo último. Lo importante es divertirse, y para eso vale cualquier máquina ¿o no?
Fuente: vida extra
Deja un comentario