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Con los años, ha habido un cambio radical en la manera en que interactuamos con nuestras redes de amigos en línea. Solía ser que estaban algunos de nuestros amigos (los amigos en línea o sin conexión) en un servicio, lo que nos permite conectar con amigos a través de internet y ver sus actividades. En época en la que internet era un mundo que daba un poco de miedo, lleno de extraños, de repente tuvimos facilidades para explorar ese mundo. Claro, la mayoría de nuestros amigos no estaban en línea, o al menos no con los mismos servicios, pero la familiaridad era reconfortante y la capacidad de ver lo que algunos de nuestros amigos estaban haciendo nos permitía encontrar nuevos contenidos y nuevos amigos.

Nos enamoramos con los sitios que nos hicieron sentir como que hay gente ahí fuera, que son similares a nosotros, que estamos hablando y tener experiencias en común con ellos. Pero entonces, algunas de estas redes – Facebook y Twitter en particular, – comenzaron a crecer de forma explosiva. Facebook facilita una norma cultural para la utilización de su servicio de «amigo» que todos sabíamos. De repente teníamos toneladas de amigos de todos lados. Con la experiencia adquirida compartir espacios en línea con algunos amigos, la lógica dictaría que tener más de nuestros amigos en línea hacen de esta experiencia más rica. Pero eso no es lo que sucedió.

En cambio, hay un acontecimiento, una nueva tendencia: no estamos prestando atención a nuestros amigos que están conectados a internet. Tome Twitter, por ejemplo. Twitter era un gran lugar para muchos para hablar de tecnología. No fue hace tanto tiempo que había pocas personas en Twitter, lo suficiente  que se podían leer todos los tweets.

Pero a medida que la red empezó a ser más densa, y la gente encontró más gente que conocía y apreciaba en Twitter,  quien comenzó después de cientos de personas,  la lectura de todos esos tweets se hizo imposible. Este es un hecho de la vida, de que compañías enteras se basan en la premisa de que usted tiene muchos amigos en Facebook y Twitter y por lo tanto  debe prestar atención a lo que están diciendo.

Por ejemplo, Flipboard, entre otros, destaca por su capacidad para compartir  lo mejor de tus amigos de Twitter y los mensajes de Facebook. Estas empresas, e incluso la inteligencia de Facebook con el suministro de noticias, nos están ayudando a hacer frente a la falta de conexión que tenemos con nuestros amigos a causa de nuestra conexión: son la clasificación a través de la avalancha de información de esta red ampliada que se creó para nosotros.

Ahí está la paradoja de la red social que nadie quiere admitir: cuando el tamaño de la red aumenta, nuestra capacidad de ser social disminuye.

Al igual que con cualquier otra cosa, las redes y la información que fluye a través de ellas siguen las leyes de oferta y demanda. A medida que el número de bits, fotos y enlaces en estas redes crecieron, cada uno de esos comenzó a disminuir en valor.

Tal vez eso explica el entusiasmo por nuevos productos. Cuando un equipo pequeño de personas está utilizando una herramienta, como Foursquare, podemos realizar un seguimiento de las ubicaciones de nuestros amigos y su paradero. En una escala menor, a sabiendas de esta información y ser capaz de esperar que los demás también lo han visto que entre todos nosotros en un pequeño secreto, hizo que al principio el uso de Twitter se sienta un poco mágico. Pero a medida que el número de amigos comienza a aumentar, especialmente en que el número mágico de Dunbar de 150 -el hechizo comienza a disiparse.

Lo que solía ser una pequeña comunidad de exploradores web se había convertido en nada más que un gran partido de algo sin sentido,  confirmaciones y un uso excesivo de hashtags. Esa cosa mítica, la conexión social, no fluyen en estas redes los flujos de información sobre estas redes. La única razón por lo que la red ha tenido sentido alguna vez y fue significativa, ya que, a pequeña escala, la red funciona como una comunidad. Pero eso se rompe en gran escala.

Artículo completo en: The Social Network Paradox