Las herramientas del escepticismo no suelen estar al alcance de la persona común. Nuestra política, economía, publicidad y religiones están inundadas de credulidad; los que tienen algo que vender, los que mandan y los que desean influir en la opinión pública tienen un interés personal en no fomentar el escepticismo
Carl Sagan, el mundo y sus demonios
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