Qué mejor día que el uno de Mayo para hablar de movilizaciones. Porque tras un par de años de duros recortes, y tras extensas movilizaciones en muchos estamentos laborales, ahora le toca el turno al colectivo de investigadores. No es que este colectivo haya sido ajeno a las movilizaciones, ha participado activamente junto con trabajadores docentes, sanitarios, empleados públicos, etc. Tampoco ha dejado de escribir artículos dirigidos a la sociedad, tanto en medios nacionales como internacionales, o la clase política dirigente. Pero ahora la movilización va a ser más notoria.
La situación tras los recortes en ciencia es tan preocupante que hasta los medios de comunicación que apoyan ciegamente al gobierno se han hecho eco de la noticia. Los recortes continuados, la paralización o retraso de las convocatorias relacionadas con personal de investigación y la falta de cumplimiento de compromisos económicos adquiridos, están comprometiendo muy seriamente la ejecución de proyectos científicos, así como la continuidad laboral de muchos investigadores. Se están retrocediendo décadas y se están llegando a situaciones paradójicas como el hecho de que existan centros perfectamente dotados sin presupuesto para que los ocupen investigadores o para mantener sus gastos corrientes (agua, luz, calefacción, etc).
Todo esto ha provocado que muchos investigadores de toda España afirmen que vuelve a ser hora de movilizarse a todos los niveles. Se hizo en el pasado y tendrá que volver a hacerse en el futuro, porque parece que los gobernantes sólo se acuerdan de los que hacen ruidos frente a sus (nuestros) ministerios. Sólo la vía de la movilización, de pasar frio o calor en las calles y de llenar páginas y páginas de medios de comunicación y de revistas científicas, consiguió dignificar la profesión de investigador científico, que se reconocieran unos mínimos derechos laborales. Ha sido una forma definitiva de romper aquella tendencia de hace unos siglos en la que sólo los pertenecientes a las clases más pudientes o los clérigos, se dedicaban a la investigación como un hobby personal. De manera paralela, sólo una fuerte campaña de movilizaciones y de visibilidad de la ciencia ha dotado de unos mínimos fondos al Plan Nacional, para desarrollar proyectos en líneas estratégicas, y dotar a los centros de equipamiento y personal para ejecutarlos.
Todo esto peligra en la actualidad, y por ello desde hace menos de un mes se han empezado a generar plataformas que se añaden a otras establecidas desde hace muchos años. En algunos centros de investigación, tanto del CSIC, como de algunas universidades se están diseñando acciones varias, propuestas que van desde escritos y manifiestos, búsqueda de apoyo en Bruselas y otros organismos internacionales hasta movilizaciones en las calles. Dado que el colectivo científico no tiene un número suficientemente elevado como para producir una “marea”, los movimientos de protesta en la calle serán de tipo “estratégico”, con el fin de concienciar a la sociedad y a los medios de la importe labor que hace la ciencia para el desarrollo colectivo y cómo ésta se está poniendo en peligro por culpa de los recortes.
En las próximas semanas empezarán las movilizaciones de los investigadores, y estamos de acuerdo con el Presidente del Gobierno cuando pide paciencia, nosotros también le pedimos fondos “pa” ciencia.
Fuente: La Ciencia y sus Demonios
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