La respuesta está en la longitud de onda, pero para entenderlo mejor hay que comparar las longitudes de onda con las partículas que forman la materia, esto es los átomos. Como puedes ver en la imagen, la longitud de los rayos X es comparable con el tamaño de los átomos, y sólo los rayos gamma son más pequeños.
El efecto de la radiación electromagnética en la materia depende así de su tamaño de onda (también de su frecuencia, y por lo tanto de la energía de cada fotón; no olvidemos que hay una relación inversa: a mayor longitud de onda, menor frecuencia y menor energía).
Los rayos gamma, tan pequeños que pueden penetrar en los átomos, interaccionan con los núcleos; además, tienen suficiente energía para ello, y así están implicados en toda clase de procesos nucleares, lo que llamamos en términos generales, “radiactividad”.
Los rayos X tienen el tamaño de los átomos, por lo que sus ondas pueden intercalarse con ellos; así, no se ven detenidos por la materia, al menos por aquella poco densa.
La luz UV, visible e infrarroja se ven detenidas por la materia compacta, pues sus longitudes de onda ya son demasiado grandes para interaccionar con los átomos. Pero sí con ciertas agrupaciones de átomos, como moléculas, si tienen el tamaño adecuado; por ejemplo, la luz tiene las ondas con el tamaño adecuado para interaccionar con las gotas microscópicas de las nubes, o los cristales de hielo de la nieve; éstos reflejan la luz en todas direcciones y por eso se ven blancos.
Y así podemos seguir. Las ondas de radio tienen tamaño desde centímetros hasta kilómetros. Son tan grandes que la materia simplemente no les molesta pues no llegan a interaccionar con ella (tampoco tienen energía suficiente); así, siempre que la materia no sea lo bastante densa, pueden atravesarla; pero de nuevo cuenta mucho el tamaño de onda: cuanto más grande sea, menos interacciona y por lo tanto llega más lejos. Una onda larga, de tamaño kilométrico, simplemente rodea las montañas y puede llegar a cualquier parte de la Tierra. Pero las ondas de UHF se ven detenidas por las montañas, y así sus antenas emisoras deben estar en línea con las receptoras para poder captar la señal.
Fuente: HABLANDO DE CIENCIA
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