La policía de Manchester detuvo a una serie de personas sospechosas de imprimir armas con una impresora 3D. El miedo pareció instalarse en la Red, cuando finalmente resultaron ser piezas de otro tipo.
A partir de ahí, la información comenzó a expandirse en la Red como la pólvora (nunca mejor dicho), despertando de nuevo el eterno «miedo a la tecnología». Curiosamente, horas después de publicarse la noticia, se desmentía que las piezas encontradas formaran parte de ningún arma de plástico.
La información era publicada por varios periódicos británicos (como The Telegraph), donde se puede leer que la policía de Manchester detenía a una serie de personas, supuestamente relacionadas con el crimen organizado, acusadas de fabricar armas con una impresora 3D. Horas más tarde, después de que la psicosis 3D se expandiera por Internet, se confirmaba que esas piezas encontradas no tenían ninguna relación con una pistola, etc.
Siempre que existe una brecha tecnológica, llegan los miedos, algunos justificados y otros no tanto. A la impresión 3D se le empiezan a colgar los mismos demonios que, por ejemplo, a los videojuegos. Que juegues a Grand Theft Auto no te convierte automáticamente en una persona violenta o que piense seriamente en iniciar su carrera en el mundo del tráfico de drogas. Como siempre, culpamos a la tecnología, cuando el error es humano.
A finales del mes de julio se hablaba de que las impresoras 3D podían perjudicar seriamente la salud, algo que tampoco era del todo cierto. Como vemos, vuelve a repetirse el cuento del «miedo al avance». Está claro que las herramientas adecuadas en las manos equivocadas pueden ser un problema, pero no nos equivoquemos, no culpemos a un objeto que hemos creado, el error siempre es humano.
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