Los vicepresidentes de investigación de algunos gigantes de la informática, como Microsoft e IBM, dirigen las divisiones ubicadas en instalaciones específicas y cuidadosamente aisladas de la frenética carrera que se sigue con el negocio principal de las empresas. Por el contrario, el jefe de investigación de Google, Alfred Spector, cuenta con un pequeño equipo y ningún departamento o edificio propio. Pasa casi todo el tiempo deambulando por el diseño abierto de las oficinas de las divisiones de producto de Google, repletas de novedades y donde realiza la mayor parte de su investigación básica.
Los grupos que trabajan en centros de datos o en Android tienen la tarea de ampliar los límites de la informática mientras, simultáneamente, realizan las operaciones de negocios diarias de Google.
«Nuestros investigadores no necesitan una capa protectora para tener buenas ideas», señala Spector. «Es una actividad de colaboración a nivel global dentro de la organización, y el talento se distribuye por todas partes». Cree que este enfoque permite a Google hacer avances fundamentales con rapidez, ya que sus investigadores tienen a mano grandes cantidades de datos y oportunidades para experimentar, y después convertir rápidamente esos avances en productos.
En 2012, por ejemplo, los productos móviles de Google experimentaron un descenso del 25% en errores de reconocimiento de voz después de que la compañía fuera pionera en el uso de redes neuronales de gran tamaño, algo conocido como conocimiento profundo (ver «Google pone a trabajar su tecnología de cerebro virtual«).
El profesor adjunto en la Escuela de Negocios de Harvard (EEUU), Alan MacCormack, que estudia la innovación y desarrollo de productos en el sector de la tecnología, afirma que el método de Google para la investigación ayuda a hacer frente a un dilema al que se enfrentan muchas grandes empresas. «Muchas empresas tratan de equilibrar una estrategia corporativa que defina quiénes son en cinco años con el intento de descubrir cosas nuevas e impredecibles, y este modelo les ha permitido hacer las dos cosas». Incorporar a las personas que trabajan en la investigación fundamental dentro del negocio central también hace posible que Google fomente las contribuciones creativas de trabajadores que normalmente estarían muy apartados de cualquier tipo de investigación y desarrollo, agrega MacCormack.
Spector incluso afirma que la división secreta de su empresa, Google X, hogar de Google Glass y el proyecto de coche autoconducido (ver «Las luces y sombras de Google Glass» y «Los coches automáticos de Google conducen mejor que tú y yo«), es una tienda de desarrollo de productos en vez de un laboratorio de investigación, y asegura que cada proyecto se centra en un resultado final comercializable. «Han aplicado un enfoque como en el resto de Google, una mezcla de la ingeniería e investigación, uniéndolas en prototipos y productos», señala.
Continuar en: MIT Technology Review
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